Para el año 1978 resultaba atípico que hubiera eventos de connotación cultural y artística dado el sombrío contexto nacional que venía tutelado por eventos políticos complejos. Más atípico aún resultó el verano de aquel año en La Serena, donde se llevó a cabo el Congreso de magia de 1978 organizado principalmente por el mago e ilusionista Enrique Hidalgo o más conocido en el ambiente artístico como Ling Fu. De esta forma, este evento significó un merecido tiempo para dejarse encantar por entusiastas artistas de todo Chile.
Entre sus asistentes estuvieron Hernán Muñoz “Johnny Segovia”, Rodolfo Vera “Goñe”, Venancio Febré, Cristian Prieto, Gerardo Parra, posteriormente conocido como Mago Oli, Larry Vidal, Adolfo Williams, Fernando Ulloa “Sanders”, Ernst Meyer, Juan Manuel Gutiérrez, Manuel Benito Orellana, Cristian Claude “Maurice”, Enrique González, Enrique Hidalgo “Ling-Fu”, Hugo Palmarola, Antonio Martinic, entre otros. Todos ellos estuvieron en la ciudad de las iglesias entre el 23 y 25 de febrero en una instancia única e irrepetible. Así lo declaraba su principal gestor, Ling-Fu, quien también fue Vicepresidente del Círculo Mágico de Chile en la época, y declaró al diario regional El Día algunos de sus principales objetivos: “No nos anima afán de lucro, sino que de contribuir con la Municipalidad que nos ha abierto las puertas de la ciudad para que podamos realizar este congreso que reviste especial
importancia para todos quienes estamos incorporados a la práctica de este difícil arte ya que nos permitirá conocernos mejor, intercambiar experiencias y elegir al más destacado de los magos en cada especialidad”.
Anunciado principalmente en la prensa escrita, este congreso inició con un espacio exclusivo: el Teatro Municipal de La Serena. Sin embargo, este conjunto de magos prefirió utilizar el espacio público -al menos en su inicio- y fue en la Plaza de Armas donde la magia ocurrió. Uno de los espectáculos más aplaudidos fue el escapismo ofrecido por el ilusionista natalino Adolfo Williams. En un tiempo récord de 20 segundos, el denominado “Caballero de la noche” se libró de una camisa de fuerza mientras estaba atado y colgado de los pies a varios metros de las alturas desde una grúa (la cual fue aportada por la empresa Endesa). El público de aquel entonces quedó atónito ante tal destreza, destaca opiniones favorables como las del coquimbano Tulio Rubio “Francamente, esto es admirable. Tenía mis dudas, pero luego de comprobar que no había truco sino habilidad manual, me permito felicitar a este profesional y a sus compañeros de oficio”.
Así, mientras otros magos encantaban a las audiencias con shows de prestidigitación, ocurrió otro momento memorable de la mano de Ling-Fu. El mencionado gestor de este Congreso prometió conducir un auto con los
ojos completamente vendados. Y así fue, pues al mediodía del domingo 25 el mago cubrió su rostro con una tela adhesiva, un antifaz, y encima de todo, un capuchón sellado que le llegaba hasta el cuello, por lo que era imposible de sacar. De esta manera, el mago recorrió la ciudad sin ver absolutamente nada, y se congregaron más de 500 personas en la plaza Arturo Prat para cerciorarse de tal hazaña. El mismo Ling-Fu confesó que la conducción solo fue “por tincada”, demostrando algo más allá de una simple habilidad, pues fue un total desafío contra la muerte. “En tres ocasiones estuvo a punto de parar y desistir porque no sabía donde estaba”, indicaba el diario, por lo que dicha escena fue algo totalmente memorable.
Sin duda alguna, estos tres días fueron de pura magia, entretención e incluso premiación, pues en su espíritu también estaba la medición entre los diferentes magos participantes. Diferentes categorías, tales como Cartomagia, magia de cerca, infantil, de salón, etc., fueron repartidas entre magos de diferentes lugares del país. Sin embargo, fue el “Gran Premio Competencia” que tuvo el mayor peso y atención, donde el 1er lugar quedó para el mago Gerardo Parra de Santiago, relegando a 2do lugar a Adolfo Williams.