Fue en la función de noche del domingo 25 de febrero de 1968 cuando la concha acústica de la Quinta Vergara se preparaba para premiar y reconocer a un conjunto de magos. ¿La razón? Era el punto culmine del magnánimo evento nacional dedicado a las artes mágicas. Si bien fue presentado y promocionado como un festival internacional de Magos (o también nombrado como Primer Congreso Sudamericano de Magos), más bien se trataba de la tercera versión de un encuentro artístico y de variedades que tuvo su debut en el año 1964 en la ciudad jardín.
De esta manera, fue en aquella noche cuando se encontraron el conjunto de magos que habían participado desde el día miércoles 21 de febrero mediante cautivantes espectáculos desde diferentes destrezas del ilusionismo. Sin duda, fue un hito que definió todo un arco histórico en la vida de estas personas y que tuvo su inicio formal unos cuántos días antes. Para el martes 20 de febrero, el diario El Mercurio promocionaba el evento con una particular imagen. Se trataba de un conejo saliendo de un sombrero de copa, atuendo y artículo típico de la figura de un mago. Para las personas que se encontraron este anuncio, el asunto era bastante obvio. “¡Un espectáculo lleno de encanto y sensaciones extrañas! Magos, ilusionistas, prestidigitadores, manipuladores, cartomancistas, faquires, hipnotizadores”, presentaba el diario junto a la ilustración mencionada anteriormente.
En un apartado del mismo diario, se comentaba: “La casi totalidad de los magos argentinos y uruguayos comenzaron a llegar ayer a la ciudad para intervenir en las ocho
categorías en que se ha dividido el torneo: magia clásica o moderna, manipulación, grandes ilusiones, magia cómica excéntrica o musical, magia infantil, mentalismo, faquirismo y close up magic”. Precisamente, para aquella ceremonia de clausura del día domingo este conjunto de magos estaban ansiosos por saber si merecían algún reconocimiento en algunas de estas categorías, más allá de la recepción del honorable público. ¿Quiénes eran? Tal como se menciona en el diario, hubo al menos nueve representantes de Argentina y Uruguay, como por ejemplo, Miguel el mago, Mario Mostny (Atlantis), Raúl Corral (De Bery), Oscar Eduardo López (Keller), José Carletti (El Príncipe Mefisto), entre otros. Por supuesto, también estaba la representación chilena, a cargo de Santiago Mayne, Álvaro “Larry” Vidal, Johnny Beccar, Gerardo Parra, Ling Fu, entre otros.
El coordinador del evento fue Mac Rubens. Si bien, el principal gestor (sobre todo desde el aspecto económico) fue Juan Toscani, era gracias a Rubens que este evento adquirió mayor presencia extranjera y de eventos con unas particulares características. A diferencia de la versión de 1965, la cual contó con una discreta promoción en cuanto a medios, en esta ocasión hubo un repliegue importante de las hazañas y los espectáculos por venir. De la mano de Rubens, ocurrió uno de los eventos más recordados, pues él mismo, en calidad de artista, condujo un auto por Viña con los ojos totalmente vendados. Fue un acto, pero también una estrategia, la cual le valió la total atención de estos medios. El diario La Estrella lo promocionaba de esta
manera: “Este recorrido a ciegas está fijado para las 18 horas de hoy, en una calle que será sembrada de obstáculos que el mago deberá sortear hasta llegar sin tropiezos hasta la Quinta Vergara”. La presentación en plena ciudad marcó “la nota distinta” que requería un evento de tal magnitud.
Fue así como la conjunción entre magos de diferentes lugares, la intensa promoción mediante actos en áreas públicas y la atención prolongada de los medios dieron a este Festival una grata convocatoria que en su noche final se preparaba para verificar cuál de todos aquellos magos sería premiado en tantas categorías disponibles. Algunas de las sorpresas fueron, por ejemplo, Mario Mostny “Atlantis”, quien ni siquiera tenía contemplado participar (y se convenció de hacerlo mientras el Festival ya estaba en marcha). “Acaba de arrasar con los principales premios”, decía el diario El tiempo de Cuyo al otro lado de la cordillera ante su regreso con el trofeo de la Gran Copa Chang y en la categoría de Close up Magic. Otro mago que se llevó una sorpresa con los galardones fue el Benjamín de los magos, el joven Gerardo Parra, quien con sus 13 años ganó el trofeo en segundo lugar para categoría de Magia Formal, el príncipe Mefisto en Argentina, Miguel de Argentina primer lugar y Johnny Segovia en Chile en segundo lugar con la categoría infantil. Y así muchos otros que tiñeron la ciudad de Viña del Mar con un tinte mágico inolvidable, y que sin duda, fue una total atracción para el público y para el turismo de la época.