En pleno 1917, mientras gran parte del globo continúa recrudeciéndose a causa de la Gran Guerra, comienza una travesía de dos artistas que no sólo escapan de esta invasiva contingencia, sino que también, invita a su público a “escapar de su realidad” mediante un arsenal de trucos e ilusiones. Se trata de Mr. Chéfalo y Miss Magdalena Palermo, dos “artistas yanquis” (como les denominó la prensa de aquel entonces) que iniciaban una gira sudamericana desde Nueva York. Europa ya fue conquistada en ocasiones anteriores por este sorprendente dúo, por lo que había llegado el turno de gran parte del cono sur. Pasando por Panamá, Lima y La Paz, arriban a Chile para ofrecer su espectáculo en diferentes ciudades. Ya sea en Iquique, Valparaíso, Santiago o Sewell, su show veraniego ya acumulaba expectación por sus curiosas vestimentas que transportaban a lugares epopéyicos y orientales, o también, por su habilidad en la prestidigitación.
La boletería del teatro Victoria de Valparaíso desbordó los tickets de su función, un éxito seguro ya auguraba para la noche. Así, con una amplia convocatoria, comenzó el show de Chéfalo-Palermo. Sus primeros dos actos
iniciaron exclusivamente con las habilidades prestidigitadoras de Mr. Chéfalo, es decir, solamente con la utilización de sus manos, donde se destacaban actos como “Las monedas invisibles”, el cuál sorprendía a las audiencias. Caluroso aplauso recibió mientras continuó con actos enfocados en naipes, adivinación, e incluso, solicitando la ayuda de algún voluntario del público para dejarse llevar por el hipnotismo o el desconcertante escamoteo.
En su tercer acto, denominado “Jardín de los misterios”, Miss Palermo entregó un show sobresaliente producto de su belleza, gracia y elegancia, enfocado en una cuidada y armónica caracterización de diversas épocas históricas que deleitaron a su público. Mediante variadas vestimentas e indumentarias, el show cierra con broche de oro al son de un tango parisién que fue sellado con los aplausos y reconocimientos de los asistentes porteños.
Consolidados en la ciudad puerto, continuaron su ruta en la mítica ciudad jardín, Viña del Mar. Pero sin duda alguna, su presentación en el Teatro Politeama de Santiago deslumbró incluso hasta la prensa.
Previo a su función, Mr. Chéfalo ofreció una sesión privada en el salón de la Sociedad de Autores teatrales, dedicada exclusivamente a periodistas de los diferentes medios escritos. “Augura una interesante serie de veladas para nuestro público”, presagiaba el diario La Nación. Así, siendo las 15:30, el teatro abrió sus puertas para la función de matineé, una especial en la que asistieron niños huérfanos de distintos asilos de la capital. Y cuando ya era de noche, a las 21:30, las butacas se ocupaban por espectadores ansiosos que además de los actos mencionados anteriormente también disfrutaban de “Las barajas encantadas”, “El misterio de la cámara egipcia”, “En los gobelinos” y “La sombrilla de la bruja”. Actos “furiosamente aplaudidos” -como indicaba la prensa- en que se demostró el talento del dúo, pero también, la calidez de un público receptivo que se atrevió a escapar de la realidad de aquel entonces con altas dosis de magia e ilusionismo de primer nivel.